sábado, 23 de marzo de 2013

Libertad verdadera

Apuntes de la Casa Muerta, de Dostoievski, se ha titulado, en distintas ediciones en castellano, Recuerdos de la Casa Muerta, Memorias de la casa muerta, o Memorias de la casa de los muertos. Es un relato construido a partir de los sentimientos y experiencias del autor con ocasión de su encarcelamiento en Siberia durante cinco años.

En la introducción el primer narrador cuenta que conoció a un personaje que le entregó documentos entre los que había un cuaderno voluminoso y sin terminar: «Era una descripción, aunque incoherente, de los diez años de presidio sufridos por Alexandr Petróvich. En ciertos pasajes la narración era interrumpida por algún otro relato o por recuerdos tan extraños como espantosos, pergeñados con irregularidad febril, como por efecto de una coacción externa». El libro sigue, a continuación, ese cuaderno: cada capítulo describe anécdotas, momentos, o personajes, siempre con observaciones de interés acerca de la psicología de los delincuentes o, en general, de quienes están en la cárcel por distintas razones. La primera parte se centra en el primer año en el presidio. La segunda cuenta, sobre todo, escenas de su estancia, o de la de otros presos, en el hospital. Pero, al comienzo del capítulo 7 de esta segunda parte, titulado «La reclamación», el primer narrador interviene para señalar que un parricida del que habló Alesandr Petróvich al principio, era en realidad inocente, según ha conocido ahora, y sin embargo padeció diez años de trabajo forzado.

Este libro, donde Dostoievski mezcla y recrea las memorias personales y las informaciones que otras personas que pasaron por lo mismo le transmitieron, tiene mucho de relato documental o testimonial pero, también, mucho de novela: las repeticiones y retornos forman parte de la estructura que pensó el autor precisamente para que las impresiones negativas se profundicen y transformen; para reforzar en los lectores la sensación de mundo cerrado, de rutina inmutable, de ciclo interminable que no permite cambios. Así que la falta de organización del material narrativo, dice Joseph Frank, es aparente, pues el autor buscaba formar las percepciones del lector y, al hacerle notar la relación del tiempo narrativo con la experiencia subjetiva, quería aproximarle a los sentimientos y sufrimientos de los prisioneros. Por ejemplo, de su mundo interior la narración subraya que «las ilusiones y el prolongado encierro hacían que la libertad nos pareciese más libre que la libertad verdadera, es decir, que la que existe en realidad. Los presos exageraban el concepto de la libertad auténtica, cosa muy natural y muy propia de todo cautivo».

Fiódor Dostoievski. Apuntes de la Casa Muerta (Записки из Мёртвого дома, 1862). Madrid: Alianza, 2011; 475 pp.; col. El libro de bolsillo; trad. de Luis Abollado Vargas; ISBN: 978-84-206-5066-1.