jueves, 10 de octubre de 2013

Lectura que duele

Del color de la leche, de Nell Leyshon, es un intenso relato corto. Es difícil no sentirse cautivado por la voz narrativa, en muchos aspectos conseguida y conmovedora, y también no quedarse abrumado por la tristeza con regusto vengativo que acaba destilando la historia.

Un pueblo inglés, en 1831. Una criada llamada Mary que, por lo que sabremos, ha aprendido a leer y escribir hace poco, narra cosas de su vida en un texto sin mayúsculas, con escasa puntuación, y con una redacción elemental (aparentemente). Cuenta que, con 14 años, trabajaba con sus padres y sus hermanas mayores en la granja pero que, al cabo de un tiempo, el vicario le pidió a su padre que viviera en su casa para cuidar de su mujer, muy enferma. Ella no lo desea, a pesar de que las condiciones de vida son muchísimo mejores, pero ha de acceder y, además, su aspereza y sinceridad la hacen muy divertida, y su eficacia y buena disposición la hacen muy útil. Más adelante llega un momento en el que el vicario se ofrece a enseñarle a leer y escribir.

Los personajes son creíbles y su lenguaje y comportamiento bronco, el de la familia de Mary, encaja bien con la dureza de sus vidas. La capacidad descriptiva de la narradora, convenientemente limitada a las cosas que ve y conoce de primera mano, es certera, como cuando dice que «mi lengua es rápida como la lengua del gato cuando se bebe a lametones la leche del cubo»; o cuando afirma que «la gente nunca ve lo malo, dije yo, cuando lo tienen tan cerca. como la cerda cuando se tumba encima de su propia mierda».

Dicho lo anterior, si alguien tiene interés en este libro, le aconsejaría vivamente no empezarlo por las observaciones de la prologuista que, por lo que se ve, son también las intenciones de la escritora. No es que no sean ciertas las cosas que dice ni las denuncias que hace sino que, ante un relato así, lo mejor es confiar en su fuerza y en la capacidad del lector, y no ponerle un marco que condicione y dirija la lectura. En mi opinión un libro así debería ser editado sin explicaciones o, en último caso, el prólogo debería ser un  epílogo.

Nell Leyshon. Del color de la leche (The Colour of Milk, 2012). Madrid: Sexto Piso, 2013; 174 pp.; prólogo de Valeria Luiselli; trad. de Mariano Peyrou; ISBN: 978-84-15601-34-0.