Pobre gente, la primera obra de Dostoievski, fue aplaudida por el crítico más influyente del momento y le convirtió en un escritor reconocido. Su contenido es un intercambio epistolar entre un hombre mayor, el funcionario Makar Alekséievich Dévushkin, y una joven huérfana, Varvara Alekséievna Dobrosiólova, donde se cuentan uno al otro los incidentes de sus trágicas vidas.
Es evidente la influencia de obras de Gógol en la pintura que hace Dostoievski de las vidas de los funcionarios, algo que aparecerá una y otra vez en sus relatos posteriores. La novela refleja las inquietudes sociales del autor, su mirada de piedad hacia los desfavorecidos, a quienes presenta como seres bien conscientes de su propia dignidad y solidarios con los demás a pesar de que, dice Varvara, «la desgracia es una enfermedad contagiosa. Los desgraciados, los pobres, tenemos que estar apartados los unos de los otros para no agravar la infección».
Esta obra ejemplifica ya ciertos rasgos propios del arte literario de Dostoievski pues, dice Joseph Frank, «muestra su preferencia por una poética de la subjetividad en la que sus personajes expresan directamente sus pensamientos y sentimientos más íntimos; y en todas sus novelas continuaría favoreciendo los monólogos o diálogos dramáticos, en lugar de la exposición en tercera persona. Aun en las ocasiones en que se vale de un narrador en tercera persona como en su siguiente obra, El doble, este narrador nunca es un observador puramente objetivo y distanciado: se fusiona con la conciencia del personaje de una manera que ya hace prever ulteriores desarrollos de la técnica de la corriente de conciencia (también denominada monólogo interior)».
Fiódor Dostoievski. Pobre gente (Бедные людии, 1846). Barcelona: Alba, 2010; 220 pp.; col. Alba Clásica; trad. de Fernando Otero Macías y José Ignacio López Fernández; ISBN: 978-84-8428-552-6.