En El violonchelista de Sarajevo, de Steven Galloway, el narrador sigue las peripecias de algunos personajes que sufrieron el asedio de Sarajevo centrando principalmente su atención en un violonchelista que decidió tocar el Adagio de Albinoni durante veintidós días seguidos, allí donde una bomba mató a veintidós personas. Los otros son Kenan, un padre que va en busca de agua para su familia; Dragan, un hombre cuya esposa e hijo están fuera de la ciudad; y Flecha, una francotiradora muy hábil que ha decidido no disparar nunca sobre civiles pero sí sobre soldados, a la que indican que vigile que ningún otro francotirador dispare al violonchelista.
El relato está bien escrito y mantiene al lector en vilo. El autor dice, al final, que charló con muchas personas que sufrieron el asedio de la ciudad para recoger con verosimilitud la inquietud angustiosa de la situación. Cada capítulo está centrado en uno de los personajes y se narra en presente, un recurso que, mientras leía la historia, no veía claro: en situaciones como las de los protagonistas es dudoso que los pensamientos circulen tal como lo hacen en el texto (aunque no tengo experiencia de primera mano, gracias a Dios). También, puesto que se basa en hechos reales, parece que serían necesarias algunas explicaciones acerca de quién es quién: por ejemplo, el relato dice que «los hombres de las montañas» son los que disparan sobre la ciudad pero nadie sabe quiénes son esos hombres y por qué lo hacen o por qué comenzaron a hacerlo.
Al margen del valor del relato como tal, que sin duda es eficaz, es jugosa la polémica posterior a la novela: a Vedran Smailovic, el violonchelista que protagonizó el incidente que usó el autor como núcleo de su argumento, no le hizo ninguna gracia que se usase su gesto en una novela (de la que no se le informó, por otra parte, hasta que estuvo publicada). Por contraste, un libro valioso sobre una situación semejante a la de Sarajevo, contado por quién sí vivió lo que se narra, es El juego de las golondrinas, una novela gráfica de la dibujante libanesa Zeira Abirached donde cuenta un episodio que vivió de niña en Beirut, con poderosas imágenes en blanco y negro (al modo de Persépolis, de Marjane Satrapi).
Steven Galloway. El violonchelista de Sarajevo (The cellist of Sarajevo, 2008). Barcelona: El Aleph, 2008; 237 pp.; col. Modernos y clásicos de El Aleph; trad. de Nuria Salinas; ISBN: 978-84-7669-831-0.
Zeira Abirached. El juego de las golondrinas (Mourir, partir, revenir – Le Jeu des hirondelles, 2007). Madrid: Sinsentido, 2008; 186 pp.; trad. de Lucía Bermúdez Carballo; ISBN: 978-84-96722-43-9.